Hay que tener en cuenta muchos aspectos como los económicos, sociales y políticos para poder hablar de cine independiente en un país como Colombia. Hemos nacido conociendo grandes experiencias de cineastas que la historia, la crítica y demás, han mencionado bajo el emblema de cineastas independientes; aun así, cada experiencia de independencia ha sido tan diferente dependiendo de su época, de su país, de su contexto social y político en el momento que cada uno de ellos hicieron cine, así que no se puede abarcar una definición concluyente y global sobre el cine
independiente.
Lo primero que se debe resaltar es que el cine independiente es un cine alejado del mainstream, es decir, de los circuitos de exhibición comercial, de los grandes circuitos de distribución, de los estándares que nos impusieron industrias como la de Hollywood, al convocar en las filas de sus
producciones a actores reconocidos, música taquillera, narrativas estructuradas, afiches llamativos y si vemos todo esto en perspectiva, se puede resumir básicamente en incluir elementos que “vendan”. Así pues, el cine mainstream y comercial se podría encasillar en estructuras de mercadeo y fuertes estrategias publicitarias que buscan obviamente la masiva asistencia a las salas, la alta recaudación en taquilla, la venta en canales, festivales y demás formatos y plataformas existentes hoy en día. Un cine para vender y hacer dinero. Algunos lo hicieron y/o lo siguen haciendo de una manera artística y llamativa, mientras la mayoría no.
No quiero extenderme en abarcar los casos que a través de la historia nos han ejemplificado un “cine independiente”, ya que mientras escribo este texto, me doy cuenta que son bastantes y que de hecho ameritan un estudio extenso y crítico donde podamos visualizar y entender, luego de revisar los diferentes contextos sociales, políticos y económicos en diferentes épocas, que definitivamente el cine independiente se volvió una etiqueta en cierto momento, que vendía un estilo de “cine arte”, más intelectual y de consumo para otros públicos, pero que en la mayoría de los casos, obedecía a su modo a un cine que en algunos casos si vendió y si recaudó en taquilla.
Algunos directores no lo lograron desde el principio, otros si, pero los cineastas que llamamos independientes, también tienen esquemas de producción grandes, están en circuitos comerciales, en los circuitos grandes de distribución y así… Entonces, para no hacer ese ejercicio de estudio extenso que tal vez quepa en un ensayo a futuro, me voy a centrar en el objetivo de esta plataforma.
EL CINE INDEPENDIENTE que nos interesa potencializar en la plataforma THE FILM WALKERS, es un cine que se realice sin que la intermediación del dinero sea la prioridad; un cine que busca generar una cadena de intercambio de oficios, de talentos y conocimientos entre sus integrantes; un cine que se haga pronto, inmediato, sin las largas esperas de presupuestos, de mecenas financieros, de convocatorias, de préstamos tortuosos, de la venta dolorosa de pertenencias preciadas o endeudamientos innecesarios. Se busca realizar un cine LIBRE, HONESTO Y DE ALTA CALIDAD TÉCNICA Y CONCEPTUAL; por lo tanto, será un cine capaz de competir en los grandes festivales, aunque inicialmente esa no sea su inspiración inicial, ni su meta cercana. THE FILM WALKERS está concebido para generar una gran red de cineastas independientes alrededor del mundo, que bajo unas premisas muy simples, pero precisas y sensatas, logren asociarse de manera libre, honesta y comprometida, para llevar a cabo la realización de una película determinada. Si, todo esto suena maravilloso en este párrafo y aunque para algunos tal vez suene imposible o utópico, esta plataforma busca ofrecer esa fórmula acertada para que hagamos un cine independiente en este territorio colombiano, en donde no podemos hacer el cine de la misma manera que en sus inicios lograron personas como Cronemberg, Jarmusch, Fassbinder, Cassavettes, Godard, Buñuel, entre otros tantos; por muchas razones y voy a nombrar dos principales (El resto de las razones las abarcaré con más detenimiento en ese ensayo reflexivo y crítico sobre el cine independiente mundial que les mencioné arriba): Ellos tenían lo que no tenemos muchos en este país: DINERO & TIEMPO. Y la verdad es que para hacer un cine bien hecho se necesitan inicialmente estos dos recursos (además del inminente talento que no sabríamos como cuantificarlo) y sinceramente, no sé cuál de los dos es más relevante… pero bueno, digamos que los dos por igual, suman el insumo básico para hacer el cine que queremos. Ya que, en la mayoría de los casos no podremos hacer el cine de la misma manera a como lo hicieron nuestros “directores independientes” en su momento; entonces lo haremos a nuestra manera, siendo conscientes de la situación nacional, en donde no podemos dedicarnos de lleno a este oficio que implica mucho tiempo, tiempo el cual invertimos en trabajar para sobrevivir en esta economía nacional que nos deja poco espacio para la creatividad.
